Rumor o chanchullo de Internet ?,veremos que hay detrás de esta noticia....
A instancias de prominentes líderes de la emigración cubana —tanto magnates como su relevo generacional—, gracias a gestiones de la jerarquía católica dentro y fuera de la Isla y, sobre todo, por la buena voluntad política del nuevo entendimiento entre el gobierno de Raúl Castro y la administración de Barack Obama, por fin se le hará justicia a un emblema de nuestra nación que durante décadas permaneció prácticamente secuestrado.
En efecto, la virgen llamada “de la Ermita de Miami” —que en realidad siempre ha sido la virgen de la parroquia de Guanabo, al este de La Habana—, y que fuera forzada a emigrar de Cuba en contra de su voluntad al ser literalmente contrabandeada desde la Isla en 1961 (con la complicidad de las embajadas de Italia y de Panamá), ha de regresar ahora a su lugar de origen, como parte del restablecimiento de las relaciones diplomáticas y el consiguiente proceso de normalización entre La Casa Blanca y la Plaza de la Revolución.
Es en Guanabo y no en Miami donde aún reside el humilde hogar de esta virgencita tan querida para todos los nacionales. Es allá, en su patria auténtica, y no aquí, en su pesebre postizo, donde pertenece su misión de misericordia y los milagros con la fórmula del amor triunfante. Es a la nación nutricia donde la Madre De Todos Los Cubanos por fin regresa, despidiéndose en paz de un exilio en la práctica ya inexistente, según revelan las más rigurosas encuestas de sus propias universidades en el sur de La Florida, así como lo reconocen los jóvenes descendientes del cambio generacional con que se ejecuta hoy la reconciliación del pueblo cubano.
Acaso la visita de Su Santidad el papa Francisco a la Isla, en septiembre próximo, sea la ocasión fraterna para esta fiesta de la espiritualidad y la memoria fiel y sin saña de los cubanos. En cualquier caso, la no tan sorpresiva presencia del mandatario norteamericano Barack Obama en la ex-Ermita, el pasado 28 de mayo, sugiere que la transición ha de ser muy pronto bajo su mandato, para así también evitar cualquier exabrupto de los escasos cubanos que aún se aferran a un pasado de confrontaciones que durante décadas fracasó.
El santuario vacío del 3609 de la avenida South Miami fungirá entonces como otro tipo de templo, más acorde a los tiempos de restauración que se viven entre Washington y La Habana, donde Miami no será ninguneada, por supuesto, pero sí debe ir asumiendo racionalmente su condición de plaza temporal, desplazada a la hora de los hornos y de la asunción de nuestro verdadero hogar.
Dad a Cuba, hermanos y hermanas, lo que de Cuba es. Y dadlo sin miedos ni miserias, pues, como rezan los cánticos de restitución de esta campaña con todos y para el bien de todos: a Cuba va, quien de Cuba vino. Lo que honra a su vez a la carta pastoral del Episcopado Americano:
Juntos en el camino de la esperanza: ya no somos extranjeros.
Consummatum est
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